viernes, 17 de agosto de 2012

Registros a partir de una Intervención con el Cuerpo

Un grupo de alumnos de Trabajo Corporal y una de nosotras llevamos a cabo una caminata en cámara lenta en pleno centro de la ciudad de Rosario. La idea partió de intervenir con el cuerpo en el espacio público, explorando la intromisión de otra temporalidad.


Lo que pasa hacia afuera


La gente va entremezclándose, pasando, pero somos nosotros quienes atravesamos con nuestro ritmo otro un espacio,

desviolentándolo.

Poniendo calor, asombro, contacto con lo que pasa. Como un cuerpo penetrando un espacio de otro, caminamos vibrando acompasados.

Desviolentamos el apuro, el roce indiferente con el otro. Desviolentamos esa indiferencia al proponer una demora, un párpado que baja tardando diez segundos, una sonrisa que dura un minuto reloj. Una mano que se alza sosteniendo un saludo largo…

Desviolentamos la mirada, un poco despreciativa, la risa, el “me da miedo”.

Y encontramos. Una mujer se detiene a disfrutar la escena, a dejarse entrar en ella. Y agradece.

Un chico camina unos pasos con nosotros. Un perro se integra con nosotros.

Desviolentamos el tiempo cotidiano de la calle. Le regalamos 40 minutos más a una cuadra del centro. Entregamos un campo de suavidad y cierta pureza y mucho aire.

Lo llevamos entre todos, lo sostenemos como una gran tela intangible.

Y los pasantes se siente apelados. Se abren a nuestro paso. Alguno impone un choque provocador y respondemos con la desviolencia de la demora, con el tiempo disponible, con la mansa transgresión del que no espera, no está detenido, está haciendo tiempo. Produciendo tiempo, desviolentando el tiempo común, desviolentando el acontecer, dándole más aire a la textura del transcurrir, haciéndola más laxa, menos apretada y compacta.
Estuvimos en Rosario, del 1 al 3 de agosto, en el

1er Encuentro Latinoamericano
 de Cuerpos y Corporalidades en la Cultura
organizado por las Universidades Nacionales
 de Rosario, La Plata y Buenos Aires

intercambiando transdisciplinariamente con profesionales argentinos, colombianos, brasileros, peruanos, españoles, mexicanos, uruguayos, chilenos y más.
Una experiencia rica, fascinante, intensa.
Escuchamos a Thomas Csordas hablando del Embodiment y la experiencia, a colegas argentinos en una escucha corporal desde la filosofía y la fenomenología, a jóvenes profesionales latinoamericanos en experiencias de investigaciones involucrando al cuerpo en el arte, en la educación, en lo terapéutico.
Volvimos impregnadas de esa vitalidad que da encontrarse en el pensamiento y en la vivencia con personas que quieren animarse a mirar con apertura el acontecer. Sintiendo que estamos muy acompañadas en nuestra propuesta porque, desde distintos ámbitos, el paradigma sobre lo humano, tanto lo singular como lo colectivo, está cambiando hacia lo inclusivo, lo múltiple, la composición con otros.
En breve subiremos a este blog nuestras impresiones de esos días y, quizás, alguna imagen que pueda ilustrarlas.
Próximamente estaremos dando el seminario-taller en

Córdoba

Un intensivo de fin de semana para acercar nuevas herramientas
 a los colegas cordobeses.
Esto será a fines de septiembre o comienzo de octubre.
Los mantedremos informados.






sábado, 23 de junio de 2012

Hoy comenzó el                Seminario Intensivo de Junio

Muchos objetos para dar cuenta de nuestras aristas profesionales
 y las manos muy intensas para adentrarse en los cuerpos.

Aún es posible anotarse para el último sábado, donde seguiremos trabajando pero 

   desde la supervisión de casos que traigan los participantes:
vernos en el otro, dejar que el cuerpo hable.


Los interesados por favor contáctennos vía mail o telefónica a:

Alejandra Pérez: 15 51 22 99 11
Fabiana Dimarco: 15 58 35 42 39

lunes, 28 de mayo de 2012

Seminario-Taller Vivencial Intensivo

Nuevos Recursos: Cuerpo y Estilo en Psicoterapia


SEMINARIO INTENSIVO JUNIO
SABADO 23 DE JUNIO (4 HORAS)
Y SÁBADO 30 DE JUNIO (4 HORAS)
en Palermo

Trabajo sobre la búsqueda del estilo terapéutico con inclusión del cuerpo.
Registro, autopercepción, modalidad,
lugares temidos del terapeuta en cada etapa del tratamiento.
El cuerpo en el espacio terapéutico: percepción, lectura e intervención en cada fase.

Dirigido a estudiantes avanzados y profesionales nóveles de las carreras relacionadas con salud mental (Psicología, Psiquiatría, Asistencia Social, etc,)

Informes e Inscripción:
Lic. Alejandra Pérez 155 122 9911
Lic. Fabiana Dimarco 155 835 4239

martes, 22 de mayo de 2012

Estimular al cuerpo y cosechar percepciones

Después de un trabajo que lleve a estimular la percepción del propio cuerpo -ya sea mediante los apoyos y sostenes del cuerpo, mediante el volumen o el tamaño del mismo o cualquier otro recurso dirigido a aumentar la propiocepción-, usualmente pedimos a quien lo acaba de realizar que dirija su atención sobre lo que registra de su cuerpo en ese momento, qué sensaciones aparecen.
A partir de la consigna, la persona realiza espontáneamente una acción mental para
discernir cuáles son las sensaciones que aparecen entre la maraña y emergen a su conciencia. Separarlas implica recortar, elegir algunas en desmedro de otras que quedarán posiblemente sepultadas en el olvido.

Este recorte dará lugar entonces a la formación de un percepto, con la intervención del pensamiento discursivo en su forma más inicial, a partir de imágenes que luego se relacionarán a palabras.  Su pasaje al campo del lenguaje es casi simultáneo en tanto el recorte mismo obliga a asociarlas: “me molesta algo en la espalda” sigue inmediatamente a la sensación en ese lugar del cuerpo y ya está nominando y calificando esa localización y esa sensación.

A la vez, cuando dice “me molesta algo en la espalda”, deja de lado otra sensación en otro lugar del cuerpo que así pierde su posibilidad de convertirse en un registro conciente.

En el recorte que no aparece impuesto por el dolor o por un estímulo previo en un determinado lugar, la elección de una u otra zona o punto del cuerpo aparece mediatizada por otras “emergencias”.  Sea deliberada o inconciente, esa elección propone un indicador, una marca, no solo del lugar elegido en sí, sino de la forma de armar la percepción sobre el propio cuerpo. Y nos dice algo de esa persona.

Así, el que ante estímulos de distinto tipo e intensidad siempre registra un mismo lugar, está marcando esa localización pero también la particular necesidad de insistir sobre lo mismo y la imposibilidad de abrir el panorama perceptual hacia otras sensaciones corporales.  Señala a la vez algún nudo por desatar en esa región del cuerpo y un foco atencional unidireccional que deja afuera otras posibilidades, quizás como un mecanismo de defensa que prefiere priorizar lo conocido, lo seguro, a lo que pueda implicar aventurarse en algún sector "peligroso" de su alma encarnada.

Sea que quiera huir de ellas para quedarse en terreno seguro, conocido; sea porque ese foco preocupa especialmente, algo de lo  psíquico se estará mostrando allí: una manera de registrar y registrar-se, una limitación quizás, un punto excesivamente “cargado” de conflicto o, tal vez, la manifestación de ambas cosas -limitación y conflicto- expresadas corporalmente.

Lo que resulta indudable es que esa sensación elegida entre muchas otras es material fertil para pensar, proponer, intervenir en el espacio terapéutico. La sensación, su modo, su momento, su intensidad nos dicen mucho de cómo se encuentra esa persona y de cómo se teje en su cuerpo y en su alma el intercambio con el mundo que la rodea.

lunes, 14 de mayo de 2012

Por qué incluir al cuerpo? III



En cuanto a nuestra dimensión de humanos y a nuestra condición de finitos, nada hay más real que el cuerpo. Y es lo real lo que nos da sustento, lo que hace posible la creación y la construcción, el magma del que partimos para dar forma y palabra a nuestro mundo, para poder establecer vínculos con las cosas y con los otros. De ese magma originario de lo real, el cuerpo es aquello que podemos tocar. Aquello de nosotros y de los otros que tiene consistencia. Eso que nos encarna pero que también nos excede. Aquello de lo que estamos hechos, que nos ata a una forma de existencia que incluye una temporalidad, pero también y simultáneamente, aquello que está  por fuera de nuestro yo y que nunca se deja conocer del todo. Un gran misterio.

Tal como se ha visto, el cuerpo se arroja más allá de tal trama. Quizás porque, como dijimos, es real y su existencia va más allá de lo simbólico y lo imaginario. Más allá como exceso, fuera del límite que intenta cercarlo para dar cuenta de él, para abarcarlo, para ejercer algún tipo de control, para nombrarlo y exponerlo desnudo y completo. Lo que queda de esa tentativa es apenas un pedazo asido. El problema es que se suele creer que eso es la totalidad. Y allí es donde la tarea en psicoterapia acude, para ayudar a revelar estos anclajes en torno a los significantes que el cuerpo aloja.

Suponerlo simbólicamente cercado por la ciencia impide considerar sus aristas más inexplicables. ¿Cómo dar cuenta de la vivencia en términos que requieren una postura objetiva?  La experiencia vivencial deja fuera los dominios teóricos en tanto pone a funcionar al cuerpo en contacto directo con la dimensión que le es propia: el sentir.  No el percibir, no el reflexionar sobre lo sentido, sino el primer encuentro entre cuerpo y mundo. Primero como previo a la organización perceptual, al intelecto, al discurso.  El “crudo” de la vivencia que es luego armado, ubicado asociativamente en cada unidad e, idealmente, articulado en un todo integrado: un percepto, una experiencia que puede ser relatada, puesta en palabras, compartida en el lenguaje, integrada en la cultura.

Previo a esta operación, el cuerpo sostiene un lugar donde lo informe, lo caótico, lo ingenuo, conviven. Allí, una persona navega entre registrar lo desconocido, temer, emprender la retirada hacia lo conocido o abortar el trabajo. O quizás adentrarse, entregarse a eso despierto, con ojos de asombro, sin abandonarse al abismo, sino mirándolo desde el borde, con ojos nuevos.  A veces, sólo puede espiarlo de costado, y eso ya es bastante. Ponerse frente a frente a esa oscuridad, pero confiar en poder transitar por ella, es tarea posible a través del trabajo con el cuerpo en la práctica clínica.

Este modelo de intervención promueve salir de ese pasaje con nuevas imágenes y representaciones, a la par de buscarles sentido, darles palabra, ubicarlas en un discurso. Aquí es el cuerpo quien ayuda al proceso que va entre lo que aparece como inefable y la posibilidad de una figuración que nos haga asequible tanta novedad. Si un olor puede ser representado plásticamente, a través de un dibujo, del color; si el sonido sin palabras, surgido espontáneamente, puede ser llevado a un tono, a una melodía, a ser cantado, quizás incluso bailado; o si una sensación en la columna, un viejo dolor, puede ser transformado en poesía o pasar a las manos que modelen arcilla: entonces la asociación discurre en la acción corporal para invitar a otros aspectos de lo anímico a hacerse presentes.

Pensamos que la intervención sobre el cuerpo enriquece el decurso asociativo interponiéndole nuevos registros, nuevos recorridos y desviaciones que obliguen a interrumpir una linealidad discursiva ya establecida y habitual. No se trata únicamente de generar nuevas respuestas, ni siquiera nuevas preguntas. Lo que se ofrece en esta propuesta es una nueva forma de preguntar. El desafío es cambiar el terreno para que sea necesario que la persona transforme su manera de transitarlo. Cuando lo que percibimos de nosotros es inédito, es necesario crear una nueva forma de pensarlo.

Dentro de un encuadre psicoterapéutico, intervenir sobre el cuerpo es ampliar los recursos de la práctica psicoterapéutica, ya que abre un trabajo creativo y productivo de la persona sobre sí, construyendo nuevas herramientas para abordar su historia y transformar la mirada con la que ilumina su existencia,

domingo, 6 de mayo de 2012

Seminario Intensivo:

Nuevos Recursos: Cuerpo y Estilo en Psicoterapia


SEMINARIO INTENSIVO
VIERNES 18 DE MAYO (3 HORAS)
Y SÁBADO 19 DE MAYO (4 HORAS)
en Palermo

Informes e Inscripción:
Lic. Alejandra Pérez 155 122 9911
Lic. Fabiana Dimarco 155 835 4239

jueves, 3 de mayo de 2012


Observación y Neutralidad en el Campo Terapéutico

  
Sólo recientemente, la atención a la vivencia emotiva del terapeuta en el ejercicio de su rol se ha hecho menos genérica y más profundizada. Por mucho tiempo –y aún en muchos ámbitos del quehacer terapéutico- entender la neutralidad del profesional ha significado intentar separar su sentir de su hacer en sesión.
Afortunadamente, esta concepción de la neutralidad ha ido modificándose y continua siendo cuestionada.
Mony Elkaim (1992) ha hablado de autorreferencia y resonancia: "el segundo problema que los terapeutas sistémicos se encuentran al que tienen que enfrentarse es el de la autorreferencia. Todo lo que el psicoterapeuta describe se coloca en el punto de intersección entre su entorno y él mismo: él no puede separar sus propias características personales de la situación que describe. La aproximación científica tradicional subraya que las características del observador no deben interferir en la descripción de sus observaciones".  Sin embargo, en relación a esto, la cibernética del segundo nivel ha introducido definitivamente, también en nuestro campo, la imposibilidad de una observación objetiva.
Al respecto, dice Heinz Von Foerster: "consideramos la relación entre observador y
sistema observado. En caso de clausura, el observador vendría incluido en el sistema objeto de observación. Pero ésto atraería los anatemas de una ciencia que tiene como regla principal la ´objetividad´. La objetividad requiere que las propiedades del observador no entren en la descripción de sus observaciones. Esta prohibición se hace evidente en el momento que se envíe a cualquier revista científica un artículo que contenga expresiones tales como ´he observado que´. Este desplazamiento de la primera persona a un ´se´ (se ha observado que) impersonal, es una estrategia para descargar toda responsabilidad: ´se´ no puede ser responsable de nada; es más, ´se´ no puede observar nada de nada".
Luigi Cancrini (1987), en su tentativa de profundizar los mecanismos de la psicoterapia, hace referencia al error del terapeuta en estos términos: "un error común en la descripción del sistema terapéutico es el de quien lo considera formado por un sistema familiar definido y un terapeuta anónimo y atípico. La experiencia de formación y supervisión demuestra, en cambio, la importancia de las circunstancias personales dentro de las cuales el mismo terapeuta se encuentra con una determinada familia, grupo o individuo.  Desarrollando sus funciones, el terapeuta está conectado de manera directa a un conjunto de motivaciones, expectativas, temores e incertidumbres que tienen que ver con el desarrollo de esa función, pero, más en general, al ser persona en un momento definido de su ciclo vital y de su recorrido emotivo".
El terapeuta comparte con el paciente, familia, pareja, un campo de interacción de donde no puede recortarse. Es más, enfatizamos, que no sólo no puede sino que no debe intentar recortarse, a riesgo de dejar afuera su emotividad como una herramienta fundamental en el trabajo con los otros.
Hacerse cargo de la propia implicación es volver productivas nuestras resonancias en el espacio terapéutico. No temamos dinamizar el juego.


jueves, 19 de abril de 2012

Las Resonancias del Terapeuta como Intervención

Hace algunos años llegó a consultarme una mujer que presentaba dificultades en su vinculo conyugal. Este problema parecía provenir de una fuerte tensión familiar que se venía sosteniendo desde hacía varios años, causada por la dificultad de su hijo de 32 años de independizarse de ella y su esposo y volverse una persona económicamente autónoma.

Empezamos a trabajar con su problemática y en cada sesión comencé a percibir en mí cierta incomodidad. Había una rutina que se repetía en cada encuentro: ella llegaba, se sacaba su saco, dejaba su cartera en el piso , me miraba fijamente y comenzaba su relato. Minuciosa y cronológicamente me contaba lo que había hecho el día lunes, luego lo del martes, lo del miércoles, etc., relatando en orden los sucesos de acuerdo al dia de la semana.

Un día, mis sensaciones se volvieron más definidas. Ese día hacía calor en el consultorio pero yo sentía que no podía levantarme y abrir la ventana porque la paciente me "sujetaba" fuertemente con la mirada y yo estaba como clavada en el asiento. Sólo podía intervenir desde la palabra; mi cabeza estaba separada de mi cuerpo.
En un determinado momento, sonó mi celular -que había olvidado apagar- y extendí mi brazo para tomarlo y silenciarlo. Sentí cómo con su mirada me exigía que me quedara quieta, que la escuchara sin moverme.
Entendí en ese instante que no podía seguir pasando por alto estas sensaciones, debía poner en juego esta fuerte resonancia corporal y así lo hice:
- M , hace algunas sesiones vengo sintiendo algunas cosas que me gustaría contarte para ver si vos pensás que tiene algo que ver con vos o si alguien en alguna oportunidad te ha dicho algo similar. Lo que siento es que no tengo libertad para moverme frente a vos, que observás con control cada movimiento que hago, que no puedo tomarme la libertad de pararme, sentarme o rascarme. ¿Qué pensas de lo que te digo?La paciente abrió los ojos muy grandes y me dijo:
- Es muy fuerte lo que me estas diciendo. Siento como si me conocieras hace mucho tiempo... ¿Sabés? Mi hijo siempre me dice lo mismo. No creo habértelo dicho antes pero él tiene un diagnostico de TOC de hace 10 años aproximadamente, y cuando vivía en casa se quejaba de que yo lo controlaba en exceso, que lo inmovilizaba. (Rompe en llanto) No quiero que se mueva nada de lugar, no quiero que nadie se mueva!Le pregunto si puede distinguir con más precisión qué es lo que no quiere que se mueva y contesta que le genera mucho temor que no hagan lo que ella quiere, que siente que si el otro se mueve en una dirección contraria a la que ella desea, se quedaría sola.
- ¿Vos considerás que esta conducta adoptaste te sirvió a lo largo de estos años para vincularte y estar en compañía?
Rompe en llanto nuevamente y me dice:
- Creo que claramente no me sirvió: mis dos hijos se fueron de mi casa. Uno muy joven, entiendo que se escapó, y el otro muy grande y con una enfermedad muy grave. Estoy con mi marido pero me siento muy sola.

martes, 17 de abril de 2012

Caminos en el Cuerpo



Una paciente, acostada, luego de realizar un ejercicio de autopercepción de su cuerpo apoyado en el piso, registra una intensa tensión, casi dolorosa, en su hombro izquierdo.  Se la invita, a partir de esto y sin levantarse de la postura, a recortar perceptualmente la zona, relacionarla con una forma, un color, un volumen. Comenta que tiene la forma de una curva con cierto ancho. A continuación se le pide que represente esa forma en el espacio, utilizando objetos que se hallan en la habitación. Arma entonces sobre el piso, con telas, lo que la terapeuta juzga como un recorrido que describe una curva. Se pone de pie, lo observa y dice: “es un camino”.   Se le pregunta entonces si lo asocia con algo y la paciente dice que no.
“Si tuvieras que recorrerlo, ¿dónde te ubicarías vos en ese camino?”, pregunta la terapeuta.
La paciente se ubica en el recodo de la curva.
“Por favor, quedate un momento en ese lugar, observa el camino, y decime de dónde viene y adónde va.”
“Viene de una casa con jardín con jazmines en la entrada. Es donde yo vivía desde que nací hasta los 5… (Observa el resto y se detiene unos instantes) No se adónde va… Hay una ciudad de noche, está oscuro, pero no se ve bien qué hay.”
“¿Podrías ubicarte ahora en otro lugar del camino?” Avanza unos pasos hacia “la ciudad” y se detiene.
“¿Hasta acá está bien?” pregunta.
“Sí.”, contesta la terapeuta. Luego de unos segundos en silencio, se le pide a la paciente que cierre los ojos e intente registrar las sensaciones en su cuerpo ahora, en este lugar. Casi inmediatamente contesta “Estoy toda dura y tengo frío… Me da miedo no saber qué hay ahí”.
La terapeuta la invita a relajarse a través de un ejercicio respiratorio, sin moverse de ese lugar. “Es el camino que vengo haciendo. Pero no se adónde voy… Y tengo miedo”.  Solloza brevemente y abre los ojos.
La terapeuta le pregunta si quiere seguir sentada en ese lugar o no.  La paciente contesta que no y espontáneamente se para y va hacia el final del camino. Se sienta y cierra los ojos. Repite por sí sola el ejercicio respiratorio anterior. Llora brevemente. Se calma, abre los ojos otra vez, mira a alrededor, luego a la terapeuta, que ha permanecido callada, y dice: “No sé qué hay… Pero me animé… ¡Uy, ya no me duele el hombro!”.

Por qué incluir al cuerpo? II

La intervención  corporal propone distintas formas de investigación del paciente sobre sí. Podemos pensar primeramente en la sensopercepción para estimular el acercamiento de la persona a las sensaciones que emergen de su cuerpo, para hacerlo tomar contacto y registrar eso que muchas veces está silenciado o anestesiado.
A la sensopercepción se suman la exploración del espacio, de objetos, del movimiento, de las velocidades, de los gestos, de escenas. Se trabaja con todos los sentidos, auque muchas veces se invita a que sólo prive uno de ellos sobre el resto: dejar los ojos cerrados, quedarse en silencio, apelar al olfato, al tacto, e incluso al gusto.
La exploración lúdica y física, concreta, del propio cuerpo y del espacio y los objetos, promueve reeditar actividades típicas de la infancia en la interacción con el medio y la forma de conocimiento de sí y del mundo.  Es un juego liberado, acercándose a las afectaciones que ese intercambio pueda estimular. 
Estimular la propiocepción y brindar un dispositivo para que el paciente pueda investigarse partiendo de lo que su registro corporal le ofrece.

Por qué incluir el cuerpo? I


Acceder al sujeto a través de técnicas corporales puede metaforizarse como golpear la puerta en la casa del inconciente, esperando que alguien responda.

La propuesta, en este caso, es utilizar distintos recursos que estimulen la percepción sobre el propio cuerpo del paciente, concentrando su atención sobre las sensaciones, imágenes, recuerdos, etc. que puedan aparecer.

En este sentido, la elaboración de lo conflictivo en el “taller” del cuerpo propone una tarea de proceso, muy artesanal, del caso por caso, pero que esencialmente pone a trabajar en el hacer, en la acción, las metáforas que aparezcan.  La tarea recorre incesantemente los caminos que comunican sensación y pensamiento, ya sea que partan del registro de la primera o de la insistencia o rigidez del último.

lunes, 9 de abril de 2012

Seminario-Taller Vivencial Introductorio

Poner el Cuerpo: El Terapeuta de Hoy


Trabajamos con un dispositivo grupal los distintos momentos de un tratamiento psicoterapéutico con un doble anclaje:
  • el rol del terapeuta desde una perspectiva vincular, y
  • el cuerpo (los cuerpos) en la psicoterapia.
Vamos abordando las instancias desde los primeros contactos con el paciente, la construcción de hipótesis diagnósticas, las intervenciones, las escenas temidas del profesional y la posible terminación de tratamiento, poniendo el acento en el estilo del terapeuta y en lo corporal, tanto de éste como del paciente.
Proponemos poner el cuerpo para trabajar cada aspecto, entrenando la sensibilidad corporal del profesional y disponiéndolo a abrir su percepción para poder aplicar este tipo de recursos en su espacio clínico.
Brindamos una introducción a herramientas de lo corporal mediante el uso de algunas técnicas en la acción misma del taller.

Dos modalidades de cursada:


Semanal
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
Frecuencia: Semanal
Lugar: Palermo Viejo
Costo: $ 500 (valores Abril 2012)

Intensivo Mensual
Duración: Viernes por la tarde, 2 horas + sábado por la mañana, 5 horas
Frecuencia: Una vez al mes
Lugar: Palermo Viejo o Interior del país
Costo: $ 500 en Palermo. Consultar por Interior.