Acceder al sujeto a través de técnicas corporales puede
metaforizarse como golpear la puerta en la casa del inconciente, esperando que
alguien responda.
La propuesta, en este caso, es utilizar distintos recursos
que estimulen la percepción sobre el propio cuerpo del paciente, concentrando
su atención sobre las sensaciones, imágenes, recuerdos, etc. que puedan
aparecer.
En este sentido, la elaboración de lo conflictivo en el
“taller” del cuerpo propone una tarea de proceso, muy artesanal, del caso por
caso, pero que esencialmente pone a trabajar en el hacer, en la acción, las
metáforas que aparezcan. La tarea
recorre incesantemente los caminos que comunican sensación y pensamiento, ya
sea que partan del registro de la primera o de la insistencia o rigidez del
último.
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