viernes, 17 de agosto de 2012

Registros a partir de una Intervención con el Cuerpo

Un grupo de alumnos de Trabajo Corporal y una de nosotras llevamos a cabo una caminata en cámara lenta en pleno centro de la ciudad de Rosario. La idea partió de intervenir con el cuerpo en el espacio público, explorando la intromisión de otra temporalidad.


Lo que pasa hacia afuera


La gente va entremezclándose, pasando, pero somos nosotros quienes atravesamos con nuestro ritmo otro un espacio,

desviolentándolo.

Poniendo calor, asombro, contacto con lo que pasa. Como un cuerpo penetrando un espacio de otro, caminamos vibrando acompasados.

Desviolentamos el apuro, el roce indiferente con el otro. Desviolentamos esa indiferencia al proponer una demora, un párpado que baja tardando diez segundos, una sonrisa que dura un minuto reloj. Una mano que se alza sosteniendo un saludo largo…

Desviolentamos la mirada, un poco despreciativa, la risa, el “me da miedo”.

Y encontramos. Una mujer se detiene a disfrutar la escena, a dejarse entrar en ella. Y agradece.

Un chico camina unos pasos con nosotros. Un perro se integra con nosotros.

Desviolentamos el tiempo cotidiano de la calle. Le regalamos 40 minutos más a una cuadra del centro. Entregamos un campo de suavidad y cierta pureza y mucho aire.

Lo llevamos entre todos, lo sostenemos como una gran tela intangible.

Y los pasantes se siente apelados. Se abren a nuestro paso. Alguno impone un choque provocador y respondemos con la desviolencia de la demora, con el tiempo disponible, con la mansa transgresión del que no espera, no está detenido, está haciendo tiempo. Produciendo tiempo, desviolentando el tiempo común, desviolentando el acontecer, dándole más aire a la textura del transcurrir, haciéndola más laxa, menos apretada y compacta.

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