jueves, 19 de abril de 2012

Las Resonancias del Terapeuta como Intervención

Hace algunos años llegó a consultarme una mujer que presentaba dificultades en su vinculo conyugal. Este problema parecía provenir de una fuerte tensión familiar que se venía sosteniendo desde hacía varios años, causada por la dificultad de su hijo de 32 años de independizarse de ella y su esposo y volverse una persona económicamente autónoma.

Empezamos a trabajar con su problemática y en cada sesión comencé a percibir en mí cierta incomodidad. Había una rutina que se repetía en cada encuentro: ella llegaba, se sacaba su saco, dejaba su cartera en el piso , me miraba fijamente y comenzaba su relato. Minuciosa y cronológicamente me contaba lo que había hecho el día lunes, luego lo del martes, lo del miércoles, etc., relatando en orden los sucesos de acuerdo al dia de la semana.

Un día, mis sensaciones se volvieron más definidas. Ese día hacía calor en el consultorio pero yo sentía que no podía levantarme y abrir la ventana porque la paciente me "sujetaba" fuertemente con la mirada y yo estaba como clavada en el asiento. Sólo podía intervenir desde la palabra; mi cabeza estaba separada de mi cuerpo.
En un determinado momento, sonó mi celular -que había olvidado apagar- y extendí mi brazo para tomarlo y silenciarlo. Sentí cómo con su mirada me exigía que me quedara quieta, que la escuchara sin moverme.
Entendí en ese instante que no podía seguir pasando por alto estas sensaciones, debía poner en juego esta fuerte resonancia corporal y así lo hice:
- M , hace algunas sesiones vengo sintiendo algunas cosas que me gustaría contarte para ver si vos pensás que tiene algo que ver con vos o si alguien en alguna oportunidad te ha dicho algo similar. Lo que siento es que no tengo libertad para moverme frente a vos, que observás con control cada movimiento que hago, que no puedo tomarme la libertad de pararme, sentarme o rascarme. ¿Qué pensas de lo que te digo?La paciente abrió los ojos muy grandes y me dijo:
- Es muy fuerte lo que me estas diciendo. Siento como si me conocieras hace mucho tiempo... ¿Sabés? Mi hijo siempre me dice lo mismo. No creo habértelo dicho antes pero él tiene un diagnostico de TOC de hace 10 años aproximadamente, y cuando vivía en casa se quejaba de que yo lo controlaba en exceso, que lo inmovilizaba. (Rompe en llanto) No quiero que se mueva nada de lugar, no quiero que nadie se mueva!Le pregunto si puede distinguir con más precisión qué es lo que no quiere que se mueva y contesta que le genera mucho temor que no hagan lo que ella quiere, que siente que si el otro se mueve en una dirección contraria a la que ella desea, se quedaría sola.
- ¿Vos considerás que esta conducta adoptaste te sirvió a lo largo de estos años para vincularte y estar en compañía?
Rompe en llanto nuevamente y me dice:
- Creo que claramente no me sirvió: mis dos hijos se fueron de mi casa. Uno muy joven, entiendo que se escapó, y el otro muy grande y con una enfermedad muy grave. Estoy con mi marido pero me siento muy sola.

martes, 17 de abril de 2012

Caminos en el Cuerpo



Una paciente, acostada, luego de realizar un ejercicio de autopercepción de su cuerpo apoyado en el piso, registra una intensa tensión, casi dolorosa, en su hombro izquierdo.  Se la invita, a partir de esto y sin levantarse de la postura, a recortar perceptualmente la zona, relacionarla con una forma, un color, un volumen. Comenta que tiene la forma de una curva con cierto ancho. A continuación se le pide que represente esa forma en el espacio, utilizando objetos que se hallan en la habitación. Arma entonces sobre el piso, con telas, lo que la terapeuta juzga como un recorrido que describe una curva. Se pone de pie, lo observa y dice: “es un camino”.   Se le pregunta entonces si lo asocia con algo y la paciente dice que no.
“Si tuvieras que recorrerlo, ¿dónde te ubicarías vos en ese camino?”, pregunta la terapeuta.
La paciente se ubica en el recodo de la curva.
“Por favor, quedate un momento en ese lugar, observa el camino, y decime de dónde viene y adónde va.”
“Viene de una casa con jardín con jazmines en la entrada. Es donde yo vivía desde que nací hasta los 5… (Observa el resto y se detiene unos instantes) No se adónde va… Hay una ciudad de noche, está oscuro, pero no se ve bien qué hay.”
“¿Podrías ubicarte ahora en otro lugar del camino?” Avanza unos pasos hacia “la ciudad” y se detiene.
“¿Hasta acá está bien?” pregunta.
“Sí.”, contesta la terapeuta. Luego de unos segundos en silencio, se le pide a la paciente que cierre los ojos e intente registrar las sensaciones en su cuerpo ahora, en este lugar. Casi inmediatamente contesta “Estoy toda dura y tengo frío… Me da miedo no saber qué hay ahí”.
La terapeuta la invita a relajarse a través de un ejercicio respiratorio, sin moverse de ese lugar. “Es el camino que vengo haciendo. Pero no se adónde voy… Y tengo miedo”.  Solloza brevemente y abre los ojos.
La terapeuta le pregunta si quiere seguir sentada en ese lugar o no.  La paciente contesta que no y espontáneamente se para y va hacia el final del camino. Se sienta y cierra los ojos. Repite por sí sola el ejercicio respiratorio anterior. Llora brevemente. Se calma, abre los ojos otra vez, mira a alrededor, luego a la terapeuta, que ha permanecido callada, y dice: “No sé qué hay… Pero me animé… ¡Uy, ya no me duele el hombro!”.

Por qué incluir al cuerpo? II

La intervención  corporal propone distintas formas de investigación del paciente sobre sí. Podemos pensar primeramente en la sensopercepción para estimular el acercamiento de la persona a las sensaciones que emergen de su cuerpo, para hacerlo tomar contacto y registrar eso que muchas veces está silenciado o anestesiado.
A la sensopercepción se suman la exploración del espacio, de objetos, del movimiento, de las velocidades, de los gestos, de escenas. Se trabaja con todos los sentidos, auque muchas veces se invita a que sólo prive uno de ellos sobre el resto: dejar los ojos cerrados, quedarse en silencio, apelar al olfato, al tacto, e incluso al gusto.
La exploración lúdica y física, concreta, del propio cuerpo y del espacio y los objetos, promueve reeditar actividades típicas de la infancia en la interacción con el medio y la forma de conocimiento de sí y del mundo.  Es un juego liberado, acercándose a las afectaciones que ese intercambio pueda estimular. 
Estimular la propiocepción y brindar un dispositivo para que el paciente pueda investigarse partiendo de lo que su registro corporal le ofrece.

Por qué incluir el cuerpo? I


Acceder al sujeto a través de técnicas corporales puede metaforizarse como golpear la puerta en la casa del inconciente, esperando que alguien responda.

La propuesta, en este caso, es utilizar distintos recursos que estimulen la percepción sobre el propio cuerpo del paciente, concentrando su atención sobre las sensaciones, imágenes, recuerdos, etc. que puedan aparecer.

En este sentido, la elaboración de lo conflictivo en el “taller” del cuerpo propone una tarea de proceso, muy artesanal, del caso por caso, pero que esencialmente pone a trabajar en el hacer, en la acción, las metáforas que aparezcan.  La tarea recorre incesantemente los caminos que comunican sensación y pensamiento, ya sea que partan del registro de la primera o de la insistencia o rigidez del último.

lunes, 9 de abril de 2012

Seminario-Taller Vivencial Introductorio

Poner el Cuerpo: El Terapeuta de Hoy


Trabajamos con un dispositivo grupal los distintos momentos de un tratamiento psicoterapéutico con un doble anclaje:
  • el rol del terapeuta desde una perspectiva vincular, y
  • el cuerpo (los cuerpos) en la psicoterapia.
Vamos abordando las instancias desde los primeros contactos con el paciente, la construcción de hipótesis diagnósticas, las intervenciones, las escenas temidas del profesional y la posible terminación de tratamiento, poniendo el acento en el estilo del terapeuta y en lo corporal, tanto de éste como del paciente.
Proponemos poner el cuerpo para trabajar cada aspecto, entrenando la sensibilidad corporal del profesional y disponiéndolo a abrir su percepción para poder aplicar este tipo de recursos en su espacio clínico.
Brindamos una introducción a herramientas de lo corporal mediante el uso de algunas técnicas en la acción misma del taller.

Dos modalidades de cursada:


Semanal
Duración: 4 encuentros de 3 horas cada uno
Frecuencia: Semanal
Lugar: Palermo Viejo
Costo: $ 500 (valores Abril 2012)

Intensivo Mensual
Duración: Viernes por la tarde, 2 horas + sábado por la mañana, 5 horas
Frecuencia: Una vez al mes
Lugar: Palermo Viejo o Interior del país
Costo: $ 500 en Palermo. Consultar por Interior.